domingo, 12 de septiembre de 2010

Los gigantes de Unamuno


La lectura de la biografía de Unamuno me invita a colocar a este prohombre en el bando de los que se han pasado la vida tomando partido, activa, dificultosa y eternamente, en el bando de la oposición. Este Quijote que se abrazó con fuerza a una sucesión de ideales contrapuestos, vivió en un permanente y renovado desengaño, a medida que iba abriendo los ojos a la evidencia de que todos esos gigantes, al fin y al cabo, no eran otra cosa que molinos.

Nuestro Rector intermitente nació en el viejo Bilbao. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid, obteniendo la calificación de Sobresaliente en 1883, con diecinueve años. Al año siguiente se doctoró con la tesis: Crítica del problema sobre el origen y prehistoria de la raza vasca, en la que anticipa su idea sobre el origen de los vascos, contraria a las afirmaciones del nacionalismo, que propugnaba una raza no contaminada. Polemizó con un Sabino Arana que iniciaba su andadura nacionalista, y quien le consideraba españolista, por sus declaraciones en contra del bilingüismo. 


EN SALAMANCA
En 1891 se casó con Concha Lizárraga, de la que estaba enamorado desde niño. Pasó ese invierno dedicado a la preparación de unas oposiciones para la cátedra de Griego de la Universidad de Salamanca, la cual obtuvo... Tras una brillante carrera académica, es nombrado Rector en 1901.

En 1914 el ministro de Instrucción Pública lo destituye del rectorado por razones políticas, convirtiéndolo en mártir de la oposición liberal. Seis años más tarde (1920) sus compañeros le nombran decano de la Facultad de Filosofía y Letras. Fue condenado a dieciséis años de prisión por injurias al Rey, aunque la sentencia no llegó a cumplirse. En 1921 pasa a ser vicerrector.

Sus constantes ataques a la dictadura del general Primo de Rivera provocan nuevamente su destitución y destierro a Fuerteventura en febrero de 1924. El 9 de julio es indultado, pero acaba exiliándose voluntariamente a Francia, hasta 1930, año en el que la caída del régimen de Primo de Rivera le anima a regresar a Salamanca, dónde fue recibido de forma apoteósica. Según algunos, aunque en esto no coinciden todas las fuentes, fue entonces cuando parafraseó a Fray Luis de León, repitiendo el famoso "Decíamos ayer...".

Presentó su candidatura a Concejal por la conjunción Republicano-Socialista en las elecciones del 12 de abril de 1931, resultando elegido. Unamuno proclama la República el 14 de Abril, en Salamanca; desde el balcón del ayuntamiento el filósofo declara que comienza una nueva era y termina una dinastía que nos ha empobrecido, envilecido y entontecido. La República le repone en el cargo de Rector; se presenta a las elecciones a Cortes y logra ser diputado independiente. Sin embargo, el escritor e intelectual que en 1931 presumía de haber contribuido más que ningún otro español —con su pluma, con su oposición al rey y al dictador, con su exilio...— al advenimiento de la República, empieza a desencantarse. En 1933 decide no presentarse a la reelección. Al año siguiente se jubila en su actividad docente y es nombrado Rector vitalicio de la Universidad de Salamanca a título honorífico, creándose una cátedra con su nombre. Su desengaño, siendo ya ciudadano de honor de la República, le lleva a manifestar públicamente sus críticas a la reforma agraria, la política religiosa, la clase política, al gobierno, a Azaña (1935)...

Al iniciarse la guerra civil, se posicionó apoyando a los rebeldes; quiso ver en los militares alzados a un conjunto de regeneracionistas autoritarios dispuestos a encauzar la deriva del país. Cuando el 19 de julio la práctica totalidad del consistorio salmantino es destituida por las nuevas autoridades, Unamuno acepta el acta de concejal que le ofrece el nuevo alcalde. En el verano de 1936 hace un llamamiento a los intelectuales europeos para que apoyen a los sublevados, declarando que representaban la defensa de la civilización occidental y de la tradición cristiana, lo que causa tristeza y horror en el mundo. Azaña le destituye, pero el gobierno de Burgos le repone de nuevo en el cargo. Sin embargo, su entusiasmo por la sublevación también gira pronto hacia el desencanto, empujado por el cariz que toma la represión en Salamanca. En sus bolsillos se amontonan las cartas de mujeres de amigos, conocidos y desconocidos, rogándole intercesión en las causas de sus maridos encarcelados, torturados ó condenados. A principios de octubre Unamuno visita a Franco en el palacio episcopal, en lo que resultó una inútil búsqueda de clemencia.


EN EL PARANINFO DE SU UNIVERSIDAD
12-OCT-1936

Don Miguel se arrepintió públicamente de su apoyo a la sublevación. Durante el acto de apertura del curso académico, que coincidía con la celebración de la Fiesta de la Raza, varios oradores recurrieron a los consabidos tópicos acerca de la "anti-España", en el Paraninfo de la Universidad. 

Un indignado Unamuno, que había estado tomando apuntes sin intención de participar, se puso en pie y pronunció un apasionado discurso. "...Se ha hablado aquí de guerra internacional en defensa de la civilización cristiana; yo mismo lo hice otras veces. Pero no, la nuestra es sólo una guerra incivil. (...). Vencer no es convencer, y hay que convencer, sobre todo, y no puede convencer el odio que no deja lugar para la compasión. Se ha hablado también de catalanes y de vascos, llamándolos anti-España; pues bien, con la misma razón pueden ellos decir otro tanto. Y aquí está el señor obispo, catalán, para enseñaros la doctrina cristiana que no queréis conocer, y yo, que soy vasco, llevo toda mi vida enseñándoos la lengua española, que no sabéis...."



En ese punto, el general Millán-Astray, empezó a gritar:
¿Puedo hablar? ¿Puedo hablar?. Su escolta presentó armas y alguien del público gritó: ¡Viva la muerte!.


Millán habló: ¡Cataluña y el País Vasco, el País Vasco y Cataluña, son dos cánceres en el cuerpo de la nación! ¡El fascismo, remedio de España, viene a exterminarlos, cortando en la carne viva y sana como un frío bisturí!. Se excitó sobremanera, hasta tal punto que no pudo seguir hablando. Resollando, se cuadró mientras se oían gritos de ¡Viva España!.


Se produjo un silencio mortal y unas miradas angustiadas se volvieron hacia Unamuno que dijo: Acabo de oír el grito necrófilo e insensato de ’¡Viva la muerte!’. Esto me suena lo mismo que, ¡Muera la vida!’. Y yo, que he pasado toda la vida creando paradojas que provocaron el enojo de quienes no las comprendieron, he de deciros, con autoridad en la materia, que esta ridícula paradoja me parece repelente. Puesto que fue proclamada en homenaje al último orador, entiendo que fue dirigida a él, si bien de una forma excesiva y tortuosa, como testimonio de que él mismo es un símbolo de la muerte. ¡Y otra cosa! El general Millán Astray es un inválido. No es preciso decirlo en un tono más bajo. Es un inválido de guerra. También lo fue Cervantes. Pero los extremos no sirven como norma. Desgraciadamente, hay hoy en día demasiados inválidos. Y pronto habrá más si Dios no nos ayuda. Me duele pensar que el general Míllán Astray pueda dictar las normas de psicología de las masas. Un inválido que carezca de la grandeza espiritual de Cervantes, que era un hombre, no un superhombre, viril y completo a pesar de sus mutilaciones, un inválido, como dije, que carezca de esa superioridad de espíritu suele sentirse aliviado viendo cómo aumenta el número de mutilados alrededor de él. (... ) El general Millán Astray quisiera crear una España nueva, creación negativa sin duda, según su propia imagen. Y por ello desearía una España mutilada...

Furioso, Millán gritó:
¡Muera la inteligencia!.


En un intento de calmar los ánimos, el poeta José María Pemán exclamó: ¡No! ¡Viva la inteligencia! ¡Mueran los malos intelectuales!

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Unamuno no se amilanó y concluyó: ¡Éste es el templo de la inteligencia! ¡Y yo soy su supremo sacerdote! Vosotros estáis profanando su sagrado recinto. Yo siempre he sido, diga lo que diga el proverbio, un profeta en mi propio país. Venceréis, pero no convenceréis. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta; pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha...

La esposa de Franco, Carmen Polo, toma del brazo a don Miguel y le acompaña a su casa, rodeados de su guardia personal, lo que evita que el incidente acabe en tragedia. Ese mismo día, la corporación municipal se reunió de forma secreta y expulsó a Unamuno. El 22 de octubre, Franco firma el decreto de destitución de Unamuno como Rector.



ULTIMOS DIAS


Pasó los últimos días de su vida (de octubre a diciembre de 1936) bajo arresto domiciliario, en un estado -en palabras de Fernando García de Cortázar- de resignada desolación, desesperación y soledad. 

A los pocos días, el 20 ó 21 de octubre, en una entrevista mantenida con el periodista francés Jérôme Tharaud: Tan pronto como se produjo el movimiento salvador que acaudilla el general Franco, me he unido a él diciendo que lo que hay que salvar en España es la civilización occidental cristiana y con ella la independencia nacional, ya que se está aquí, en territorio nacional, ventilando una guerra internacional. (...) En tanto me iban horrorizando los caracteres que tomaba esta tremenda guerra civil sin cuartel debida a una verdadera enfermedad mental colectiva, a una epidemia de locura con cierto substrato patológico-corporal. Las inauditas salvajadas de las hordas marxistas, rojas, exceden toda descripción y he de ahorrarme retórica barata. Y dan el tono no socialistas, ni comunistas, ni sindicalistas, ni anarquistas, sino bandas de malhechores degenerados, excriminales natos sin ideología alguna que van a satisfacer feroces pasiones atávicas sin ideología alguna. Y la natural reacción a esto toma también muchas veces, desgraciadamente, caracteres frenopáticos. Es el régimen del terror. España está espantada de si misma. Y si no se contiene a tiempo llegará al borde del suicidio moral. Si el miserable gobierno de Madrid no ha podido, ni ha querido resistir la presión del salvajismo apelado marxista, debemos tener la esperanza de que el gobierno de Burgos tendrá el valor de oponerse a aquellos que quieren establecer otro régimen de terror. (...) Insisto en el sagrado deber del movimiento que gloriosamente encabeza el general Franco es salvar la civilización occidental cristiana y la independencia nacional, ya que España no debe estar al dictado de Rusia ni de otra potencia extranjera cualquiera, puesto que aquí se está librando, en territorio nacional, una guerra internacional. Y es deber también traer una paz de convencimiento y de conversión y lograr la unión moral de todos los españoles para reestablecer la patria que se está ensangrentando, desangrándose, envenenándose y entonteciéndose. Y para ello impedir que los reaccionarios se vayan en su reacción más allá de la justicia y hasta de la humanidad, como a las veces tratan. Que no es camino el que se pretenda formar sindicatos nacionales compulsivos, por fuerza y por amenaza, obligando por el terror a que se alisten en ellos, ni a los convencidos ni convertidos. Triste cosa sería que el bárbaro, anti-civil e inhumano régimen bolchevístico se quisiera sustituir con un bárbaro, anti-civil e inhumano régimen de servidumbre totalitaria. Ni lo uno ni lo otro, que en el fondo son lo mismo.

Poco después, en esta ocasión en entrevista con Kazantzakis: En este momento crítico del dolor de España, sé que tengo que seguir a los soldados. Son los únicos que nos devolverán el orden. Saben lo que significa la disciplina y saben como imponerla. No, no me he convertido en un derechista. No haga usted caso de lo que dice la gente. No he traicionado la causa de la libertad. Pero es que, por ahora, es totalmente esencial que el orden sea restaurado. Pero cualquier día me levantaré -pronto- y me lanzaré a la lucha por la libertad, yo solo. No, no soy fascista ni bolchevique; soy un solitario.

El 21 de noviembre, escribe a Lorenzo Guisso:
La barbarie es unánime. Es el régimen de terror por las dos partes. España está asustada de sí misma, horrorizada. Ha brotado la lepra católica y anticatólica. Aúllan y piden sangre los hunos y los hotros. Y aquí está mi pobre España, se está desangrando, arruinando, envenenando y entonteciendo...

Murió en su domicilio de Salamanca el 31 de diciembre de 1936, de forma repentina, en el trascurso de la tertulia vespertina que mantenía regularmente con un par de amigos. A pesar de su virtual reclusión, en su funeral fue exaltado como un héroe falangista. A su muerte, Antonio Machado escribió:
Señalemos hoy que Unamuno ha muerto repentinamente, como el que muere en la guerra ¿Contra quien?... Quizá contra sí mismo...


SUS CITAS MAS CELEBRES 
"Hasta un ateo necesita a Dios para negarlo."
"A veces, el silencio es la peor mentira."
"Creo en Dios porque creo a Dios."
"Cuanto menos se lee, más daño hace lo que se lee."
"El cristianismo es apolítico."
"El modo de dar una vez en el clavo es dar cien veces en la herradura."
"El nacionalismo es la chifladura de exaltados echados a perder por indigestiones de mala historia."
"Es débil porque no ha dudado bastante y ha querido llegar a conclusiones."
"Es detestable esa avaricia espiritual que tienen los que sabiendo algo, no procuran la transmisión de esos conocimientos."
"Es en el aspecto religioso donde hay que ir a buscar lo más típico y lo más radical de un pueblo."
"Es muy triste no sentirse amado, pero es mucho más triste no ser capaz de amar."
"Es un hombre que sabe de todo, ¡qué tonto será!" 
 
"He dicho alguna vez, con escándalo acaso de ciertos pedantes, que la verdadera universidad popular española han sido el café y la plaza pública." 
"Jamás desesperes, aún estando en las más sombrías aflicciones, pues de las nubes negras cae agua limpia y fecundante."
"La fe no es creer lo que no vimos, sino crear lo que no vemos." 
"La inmortalidad del alma [...] es un dogma filosófico pagano."
"La patria de un cristiano no es de este mundo."
"La razón es la muerte del fascismo."
"Los que reniegan de Dios es por desesperación de no encontrarlo."
"Procuremos más ser padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado."
"¡Que inventen ellos!"
"Refinada soberbia es abstenerse de obrar por no exponernos a la crítica."
"Salamanca, Salamanca, renaciente maravilla, académica palanca de mi visión de Castilla."
"Si sientes que algo te escarabajea dentro, pidiéndote libertad, abre el chorro y déjalo correr tal y como brote."
"Siente el pensamiento, piensa el sentimiento."
"Sólo el que sabe es libre, y más libre el que más sabe."
"Todo acto de bondad es una demostración de poderío."
"Tu desconfianza me inquieta y tu silencio me ofende."
"Un pedante es un estúpido adulterado por el estudio."

 

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