domingo, 2 de agosto de 2015

Diez días de octubre



El mes de octubre de 1582 constituyó uno de los momentos más curiosos de nuestra historia, en todo el mundo occidental y a lo largo de diez de los días de este mes -exactamente del 5 al 15- no nació nadie, no hubo defunciones como tampoco ninguna otra efeméride... 

Para entender lo que ocurrió realmente tendremos que remontarnos en más de 2000 años...
   
Los romanos usaban un calendario basado en los movimientos lunares. Para el calendario Romano el año tenía 10 meses y duraba 304 días, por lo que poco a poco se iría acentuando un desfase que los antiguos arreglaban como bien podían, a base de reajustes.

Tuvo que llegar Julio César quien en el año 45 a.C. instauró el calendario Juliano, al contrario del anterior se basaba en los ciclos solares... El año pasaba entonces a tener una duración aproximada de 365,25 días, lo que se arregló estableciendo que uno de cada cuatro años fuese bisiesto y tuviese un día más, tal y como lo conocemos actualmente.

En el año 325 d.C. el emperador Constantino convocó el Concilio de Nicea, en el que entre otras muchas cosas se ocuparon de las festividades religiosas. La fijación de algunas de estas fiestas se basó en criterios puramente astronómicos: la Pascua, por ejemplo, se celebraría el domingo siguiente al plenilunio posterior al equinoccio de primavera. 

Con el paso de los años otro desfase, esta vez astronómico, se fue haciendo evidente respecto de algunas de las festividades del calendario. Y es que el año no dura 365,25 días, tal y como estableciera en su momento el calendario Juliano, su duración exacta es de 365,242189 días, es decir: unos 11 minutos menos.

Hubieron de pasar muchos, concretamente 1257 años, para que acabasen con tal imprecisión: el papa Gregorio XIII reemplazaría el calendario Juliano por el actual Gregoriano. Con la corrección, ocurrió que el día siguiente al 4 de octubre no fue el día 5, sino el 15, por lo que esos 10 días de octubre del año 1582 ¡NUNCA EXISTIERON!.


En las fotografías podemos ver el reloj astronómico de la catedral de Estrasburgo, que visité en dos ocasiones a lo largo de este último año: el primer reloj, llamado "de los 3 Reyes", se construyó en 1352... Dejó de funcionar en el siglo XVI, aunque de aquél antiguo reloj se conserva un gallo autómata de madera policromada y hierro forjado, que puede verse expuesto en el Museo de Artes Decorativas de esta ciudad y que se considera el autómata más antiguo que se conserva en occidente.

En 1574 Dasypodius terminó un segundo reloj,  mucho más complejo y elaborado, que se mantuvo en funcionamiento hasta poco antes de la Revolución Francesa.

Debemos el reloj actual a Schwilgué, quien en 1842 perfeccionó complicando el segundo y consiguiendo, al introducir por vez primera los criterios y correcciones gregorianas, un calendario perpetuo para todas las fiestas religiosas...

Muchos otros relojes astronómicos europeos se inspiraron en el de Estrasburgo, una compleja maquina que no sólo nos da la hora oficial, entre movimientos de autómatas perfectamente sincronizados, también calcula el tiempo promedio, el día, el mes, el año, el signo zodiacal, las fases lunares y las posiciones de los planetas.



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