lunes, 23 de mayo de 2016

El silencio cuando Callas



A diferencia de lo que ocurría en el post anterior, aunque en idéntica dirección de confirmar la teoría con la que lo iniciábamos, existen personalidades que fueron grandes, muy grandes, y que ahora ocupan tumbas muy pequeñas...

Sirva para ilustrar este gradiente el ejemplo de María Callas, la gran soprano del siglo XX.

De todos es conocida la tortuosa relación que la Callas mantenía con el multimillonario armador griego Aristóteles Onassis, quien finalmente la abandonó por Jacqueline Kennedy. Fue una ruptura que nuestra diva jamás alcanzó a superar y que condicionaría el resto de su vida.

Una vida que encontró su punto final en París, unos años más tarde. Dicen que murió de un ataque al corazón, aunque no se descarta la consecuencia de una sobredosis de tranquilizantes...



Tras ser incinerada en el Crematorio, las cenizas de María no ocuparon concesión alguna en el cementerio de Père Lachaise, tan solo una hornacina de su columbario, uno de sus 40.800 espacios, tan pequeños que se quedaron en la aspiración de ser nichos, y que sirven para depositar las urnas conteniendo las cenizas.

Es necesario añadir que en este caso hablamos de un cenotafio, esto es: una tumba vacía con la que se pretende homenajear o guardar el recuerdo de una persona cuyos restos se encuentran en otro lugar, o en el ninguneo que supone un paradero desconocido. 

Las cenizas de María Callas fueron dispersadas por el viento en el Mar Egeo.


EXTRAS DEL POST
Lista de personalidades en el Columbarium de P. Lachaise


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