miércoles, 1 de junio de 2016

Pan o circo



Comenzaré reconociendo que no reniego del fútbol, lo cual y de algún modo me autoriza a poder hablar de él con mayor objetividad y justicia que si me disgustase.

Pero disculpen que no entienda la furia que desata entre las masas de nuestro cuero de toro... Una de dos: o no alcanzo a tener aquella que es capaz de mover a otros, o es que -por el contrario- ando tan sobrado que me rebosa, considerando sea ésta una cuestión de sensibilidad.

En estos días hemos vuelto a poner de manifiesto nuestra pasión por el fútbol: millares de personas acompañaron a los dos equipos madrileños hasta Milán, con el fin de apoyarles en su lucha por conquistar la Champion League, aún dejándose economías en el intento.

Muchos fueron también los que permanecieron toda la noche velando armas junto a la diosa Cibeles, hasta la aparición del autobús de los vencedores, en los albores de las siete de la madrugada.

El hijo de Sancho que os escribe no puede entender como una población mayoritariamente conformista, poco dada a moverse en pro de defender la mejora de cualquier aspecto relacionado con su calidad de vida o -peor aún- la de los otros que incurren en claras injusticias sociales, se agite con tal fervor por los colores de una Sociedad Anónima Deportiva.

Mas digamos lo que digamos: en este país seguiremos sordos para con todo aquello que sea ajeno a una orejona...


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