lunes, 19 de septiembre de 2016

Un palacio a la parrilla



Quienes se interesaron por la historia de los Austrias en general, o la de Felipe II en particular, saben que sus rasgos de personalidad hacen suponer que el rey prudente sufrió un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), en el que las rumiaciones obsesivas fueron de tipo religioso y las conductas compulsivas se manifestaron en la reiterada revisión de la documentación de Estado, así como en su afán por la pulcritud, el orden, el coleccionismo, etc...

Los detalles que rodean a la construcción del Real Sitio de El Escorial, considerado como la octava maravilla del mundo, son una buena muestra de ello: El 10 de agosto de 1557 las tropas españolas vencieron a las francesas en la batalla de San Quintín... Para conmemorar este hito Felipe II decide construir el Monasterio de El Escorial....

Dado que el 10 de agosto es el día de San Lorenzo, el Rey decide encomendar la obra a este Santo, por suponerle protector de sus intereses.


Y puesto que San Lorenzo murió martir, literalmente asado en una parrilla, el emblema del Real Sitio será una parrilla, sí, como lo oyen: un utensilio que podemos ver representado en la bandera, el escudo, en numerosos lugares del edificio... y que incluso da forma a todo el complejo, tal y como puede verse en una perspectiva aérea. 



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