miércoles, 16 de noviembre de 2016

La grada de los gaditanos



Hablamos de uno de los monumentos más emblemáticos de Roma y -por ello- también de los que reciben mayor número de visitas al año: el anfiteatro de Flavio, más conocido por el sobrenombre de Coliseo, porque en sus inmediaciones podía verse una colosal estatua (coloso) con el rostro de Nerón, una escultura que no ha llegado hasta nuestros días.

Por sus títulos: Patrimonio de la Humanidad desde 1980 y una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno desde 2007, se adivina el protagonismo de este edificio en los planes de visita de los turistas que viajan a la ciudad eterna.

Construido en el siglo I después de Cristo, llegó a tener un aforo de hasta 50.000 personas, esto es: 80 gradas en las que los espectadores se sentaban de acuerdo a un estricto orden jerárquico, en el que el balcón más alto ("el de los indeseables" que puede verse en la foto inferior) quedaba relegado a las mujeres y a los esclavos... 



Su inauguración coincidió con 100 días de espectáculos en los que murieron decenas de gladiadores y de fieras de todos los continentes... El Coliseo llegó a usarse durante casi 500 años: además de peleas de gladiadores, también exhibió otros muchos espectáculos como naumaquias, caza de animales, ejecuciones públicas, recreaciones de famosas batallas (incluso navales) y obras de teatro mitológicas. 

Más tarde el edificio fue también refugio, fábrica, sede de una orden religiosa, fortaleza y cantera (de sus ruinas se extrajo material para la construcción de muchos otros edificios), hasta que fue convertido en santuario cristiano, en honor a los cautivos martirizados durante los primeros años del cristianismo... Esta medida contribuyó a su conservación, frenando su expolio.


En el transcurso de su visita pueden verse algunas gradas muy bien conservadas, como las del centro de la fotografia anterior, y  a través de ellas conocerse un hecho muy curioso: los distintos ciudadanos del imperio podían tener sus asientos reservados en este anfiteatro. De entre los que hoy se conservan destacaremos el ocupado por un Senador de África, el de un Jefe Godo, o el sitio reservado para los gaditanos que puede verse en el centro de la fila superior (GADITANORUM), en la foto que muestro a continuación:


Además de poner en evidencia que los gaditanos no sólo van al Gran Teatro Falla por Carnavales, es esta una muestra más del espíritu aglutinador e integrador que caracterizó y diferenció al Imperio Romano, así como de la importancia que llegó a tener Hispania en su esquema.



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