lunes, 2 de abril de 2018

Chez Jeanne...


Detrás de una gasolinera de la Calle Alésia, en el XIVavo distrito parisino, se encuentra la casa del que fue mi cantante predilecto... Y no digo fue porque dejase de serlo, sino porque falleció en 1981, hace ahora unos 37 años...

Me refiero a Georges Brassens, quien residió nada menos que 22 años en la tranquilidad de un callejón sin salida, en el número 7 del Impasse Florimont.

En este lugar Brassens escribiría una buena parte de las que fueron sus primeras glorias: "El Gorila" (acceder), "Le fossoyeur", "Les amoureux des bancs publics"...

Pero rebobinemos, que esta es la historia: en 1943, bajo ocupación alemana, Brassens es reclutado para el STO, el Servicio de Trabajo Obligatorio, siendo enviado al Campo de Basdorf, junto a Berlín. Un año después obtendría su primer pase/permiso de quince días que iría a pasar a París...

Chez Jeanne, la Jeanne
On est n'importe qui, on vient n'importe quand
Et, comme par miracle, par enchantement
On fait partie de la famille
Dans son coeur, en s'poussant un peu
Reste encore une petite place

Fue entonces cuando decidió desertar y no volver a Basdorf; ocultado por Jeanne Le Bionnec y su marido, un matrimonio amigo de su familia, se alojó en la clandestinidad de este humilde callejón, compartiendo con ellos sus dos exiguas habitaciones y el socorrido patio en el que Jeanne mantenía su particular Arca de Noé: un cuervo, un cernícalo, gallinas, un loro guasón, multitud de gatos y una pata, a la que Brassens dedicaría su famosa canción "La pata de Jeanne" (escuchar). 



En el inicio de la calle hoy pueden verse colgadas estas placas conmemorativas, que marcan el paso del inmortal artista, quien acabaría comprando la casa que más tarde legaría a su secretario.



Hoy es un rincón muy decente, que para nada recuerda la sordidez que debió tener antaño, hace ahora unos 60 años, y que podemos imaginar accediendo a estas fotografías (ver): la pulcritud del cemento acabó sustituyendo al empedrado del suelo, al que no le faltaba un canalillo central para la evacuación de aguas residuales.


En el número 7, antes el 9, en la que fue la casa de Brassens, puede verse un bajo-relieve de bronce, obra de Renaud en 1994, que nos recuerda al poeta, músico y cantante cuyo epitafio fue: "Et que t’emporte entre les dents, un flocon des neiges d’antan" (Y que entre los dientes te lleve un copo de nieve de antaño)...

Y claro!... En la fachada no podían faltar los gatos, tan presentes en su discografía y en su vida (escuchar)...

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